La historia arranca cuando en un club ingles algunos de sus socios descubren y comentan intrigados que otro socio, Ralph Denistoun, oficial del ejercito por mas señas, lleva los lobulos de las orejas taladrados. Por descontado que nadie se ha atrevido a preguntarle la razon de tal anomalia. Solo cuando uno de ellos coincide con Denistoun (Ray milland) en un viaje en avion osa interrogarle. Y Denistoun se lo cuenta... y a nosotros, de paso.
Quiza "En las rayas de la mano" no se halle entre las mejores peliculas de Leisen - esta muy lejos de las estupendas "Si no amaneciera", "Recuerdo de una noche" o "Mentira latente" - pero no deja de tener su interes, aunque solo sea por la suma de novedades que aporta. En primer lugar, y destacado, Marlene Dietrich muestra aqui los ojos mas grandes de la historia del cine. En su improbable papel de gitana, a bordo de su carromato y dando consejos y diciendo la buenaventura a quien se le ponga por delante, no deja de tener su gracia ver a la protagonista de "El ángel azul" con la cara tintada y ataviada como se supone que irian las gitanas por la Alemania nazi. Ahora, eso si, tambien se la ve tratando de cruzar el cauce de un
tumultuoso arroyo sobre un tronco de arbol calzada con zapatos de tacon. Esas famosas piernas habia que realzarlas como fuera... Luego esta el magnifico detalle del sarcasmo sangriento con que se trata un discurso de Hitler, transmitido por radio y escuchado devotamente por miembros de las SS a los que los ladridos de un perro furioso impide oir. La similitud fonica entre esos ladridos y el vociferante Fuhrer no se le debe escapar al espectador atento. ¿Que mas?. Alguien ha hablado de la escasa quimica existente entre Ray Milland y la Dietrich, y es cierto: a traves de un viaje en carromato, los dos solos, ella, enamorada y mostrandose abiertamente como gitana sumisa y orgullosa de su hombre, las escenas de pasion brillan por su ausencia, hasta el punto que uno llega a preguntarse si no habria de por medio consideraciones racistas que los mantuvieran alejados. Quiza sea mas logico atribuirlo a la falta de quimica, pero llama realmente la atencion, mas parece el viaje de un par de hermanos que el encuentro de una pareja de enamorados.
La historia arranca cuando en un club ingles algunos de sus socios descubren y comentan intrigados que otro socio, Ralph Denistoun, oficial del ejercito por mas señas, lleva los lobulos de las orejas taladrados. Por descontado que nadie se ha atrevido a preguntarle la razon de tal anomalia. Solo cuando uno de ellos coincide con Denistoun (Ray milland) en un viaje en avion osa interrogarle. Y Denistoun se lo cuenta... y a nosotros, de paso. Quiza "En las rayas de la mano" no se halle entre las mejores peliculas de Leisen - esta muy lejos de las estupendas "Si no amaneciera", "Recuerdo de una noche" o "Mentira latente" - pero no deja de tener su interes, aunque solo sea por la suma de novedades que aporta. En primer lugar, y destacado, Marlene Dietrich muestra aqui los ojos mas grandes de la historia del cine. En su improbable papel de gitana, a bordo de su carromato y dando consejos y diciendo la buenaventura a quien se le ponga por delante, no deja de tener su gracia ver a la protagonista de "El ángel azul" con la cara tintada y ataviada como se supone que irian las gitanas por la Alemania nazi. Ahora, eso si, tambien se la ve tratando de cruzar el cauce de un tumultuoso arroyo sobre un tronco de arbol calzada con zapatos de tacon. Esas famosas piernas habia que realzarlas como fuera... Luego esta el magnifico detalle del sarcasmo sangriento con que se trata un discurso de Hitler, transmitido por radio y escuchado devotamente por miembros de las SS a los que los ladridos de un perro furioso impide oir. La similitud fonica entre esos ladridos y el vociferante Fuhrer no se le debe escapar al espectador atento. ¿Que mas?. Alguien ha hablado de la escasa quimica existente entre Ray Milland y la Dietrich, y es cierto: a traves de un viaje en carromato, los dos solos, ella, enamorada y mostrandose abiertamente como gitana sumisa y orgullosa de su hombre, las escenas de pasion brillan por su ausencia, hasta el punto que uno llega a preguntarse si no habria de por medio consideraciones racistas que los mantuvieran alejados. Quiza sea mas logico atribuirlo a la falta de quimica, pero llama realmente la atencion, mas parece el viaje de un par de hermanos que el encuentro de una pareja de enamorados.