'El bailarín' - La elegancia sin emoción
'El bailarín' retrata la vida del que fue uno de los bailarines de ballet mas importantes del mundo, Rudolf Nureyev, desde su miserable infancia en la ciudad sovietica de Ufa, pasando por su madurez como estudiante de danza en Leningrado, hasta su llegada a principios de la decada de los 60 a Paris, una ciudad que en aquel entonces era el epicentro de la cultura occidental.
'El bailarín' es en esencia lo que conocemos como un biopic. Como igualmente en esencia su director, Ralph Fiennes, es un actor o su principal protagonista, Oleg Ivenko, un bailarin. Es quiza por eso mismo que la pelicula se mueva entre ambas artes, el cine y la danza, de la misma manera que se mueve entre el drama, el biopic, el respeto, la vida o sus intenciones: Dando tumbos.
A un servidor le viene a la cabeza 'Yuli', el tambien llamado biopic en este caso sobre Carlos Acosta protagonizado por un bailarin: El propio Acosta. Fiennes, al igual que la no menos honorable Iciar Bollain con aquella, lo intenta con musica y danza, de largo, por descontado, lo mejor de una pelicula a la que quiza ayuda tanto como perjudica. La realidad es lo que tiene, que simplemente es.
Una pelicula sin embargo lo aparenta, en una simulacion que con mayor o menor elegancia pocas veces es capaz de escapar de ese molde, demasiado a menudo rancio, que supone narrar la vida, obra y milagros de un alguien cualquiera. Hay historias que suenan mucho mejor cuando se leen que cuando se ven en pantalla; cuando inviertes 10 o 15 minutos en lugar de las dos horas de rigor.
'El bailarín' trata de solventarlo tornando su narrativa en algo caotico, disperso y desordenado, en un intento loable pero relativamente fallido por capturar y transmitir una pasion que, como tantos otros biopics, se limita a señalar. Como ver a los toros desde la barrera cuando la intencion era, o deberia de ser, hacernos sentir que estamos sobre la arena sujetando el capote.
Al igual que la mencionada 'Yuli', 'El bailarín' se deja ver aun con sus (inoportunos) desvarios argumentales. Una apuesta respetable y bien ejecutada con no pocos momentos logrados que, no obstante, acaba igualmente rendida ante la losa del biopic que abarca sin apretar: Esa en donde se rinde tanto respeto que la preciosa magia del cine acaba sepultando al sucio nervio de la vida.
Y en donde lo elegante deja de ser emocionante.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
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